Lo que el Viento se Llevó
Si Red Butler (Clark Gable) levantara la cabeza, vería que Scarlata O’hara (Vivien Leigh), lejos de ser la excepción, se ha convertido en la regla femenina del nuevo milenio. No es que seamos unas caprichosas como ella se mostraba a veces, por supuesto, si no las legítimas herederas de su fuerza de espíritu. Ella luchaba por su independencia, por demostrar que era más que un mero adorno en los salones de baile, algo más que una esposa oprimida y sin opinión con derecho a amar a quien se le antojase en cada momento. Ese concepto debería inspirar a más de una mujer en la actualidad y aunque a muchas pueda parecerles un ideal, sólo hace falta creer en algo para hacerlo realidad.
En la época en la que está basada la obra de Margaret Mitchell, el personaje de Scarlata era tachado de “indómito”. Era contemplada con ojos escandalizados por sus iguales femeninas y con sorpresa por los hombres que en el fondo la admiraban por ver en ella unas cualidades más propias de “ellos” que de “ellas”. Claro que su belleza ayudaba. Mujeres mirando con reprobación a otras mujeres es algo que, por desgracia, sigue siendo una realidad porque la envidia era envidia en el S. XIX igual que lo es en el S. XXI.
La única duda que me queda es saber si Red hubiera vuelto a su tumba por estar presenciando la revolución femenina de los últimos cien años o por ver que, en realidad, no han cambiado tanto las cosas.
Reflexionemos, luchemos y consigamos no que la mujer sea más que el hombre, si no que ambos sexos sean iguales en todos los sentidos. Sexos diferentes, nadie lo duda, pero con las mismas capacidades para ser humanos.
En la época en la que está basada la obra de Margaret Mitchell, el personaje de Scarlata era tachado de “indómito”. Era contemplada con ojos escandalizados por sus iguales femeninas y con sorpresa por los hombres que en el fondo la admiraban por ver en ella unas cualidades más propias de “ellos” que de “ellas”. Claro que su belleza ayudaba. Mujeres mirando con reprobación a otras mujeres es algo que, por desgracia, sigue siendo una realidad porque la envidia era envidia en el S. XIX igual que lo es en el S. XXI.
La única duda que me queda es saber si Red hubiera vuelto a su tumba por estar presenciando la revolución femenina de los últimos cien años o por ver que, en realidad, no han cambiado tanto las cosas.
Reflexionemos, luchemos y consigamos no que la mujer sea más que el hombre, si no que ambos sexos sean iguales en todos los sentidos. Sexos diferentes, nadie lo duda, pero con las mismas capacidades para ser humanos.
Etiquetas: Filmoteca
2 comentarios:
Suponiendo que a Red le importara...
La pena es que unas estén luchando para que se considere y valore la inteligencia y capacidad de las mujeres como es debido, y otras vayan "casi en pelotas" devaluando todo lo conseguido (además de a ellas mismas)y haciendo que las personas sigan considerando a las mujeres como simples objetos sexuales...
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