WoW o no WoW
Era domingo. Al fin mi casa nueva empezaba a parecer un “hogar”, con muebles, platos y cocacola en la nevera. Habíamos invitado a unos cuantos amigos a tomar café para que vieran que sus esfuerzos de ayuda en la mudanza de la semana anterior no habían sido en vano y que realmente les estábamos muy agradecidos por ello. A Ti le apetecía inaugurar la casa y a mí me pareció estupendo. B. llegó más tarde. Tenía la cara descompuesta y deprimida. Se abrazó llorando a mí (bueno, no, esto es una dramatización de los hechos)
-Sheena! ¡mi novio se ha apuntado al WoW!
Y no, no es que el novio de B. hubiera caído en las garras de alguna secta satánica de las que hacen sacrificios humanos. Era peor. El WoW es un juego online. De esos que crees que tu novio de treinta años, ese con estudios superiores y que ya es un profesional hecho y derecho, no pensaría ni en saber de qué va. Lo único que no has tenido en cuenta es que tu novio en realidad sigue siendo un friki y que serlo con treinta años y dinero en el bolsillo para comprar frikadas es peor. Sí, esas frikadas con las que te está decorando la casa (¿a qué esa figurita de Lladró que te regaló tu madre para la estantería no es tan fea ahora?, ¿eh eh?). Ya es mala suerte que de seis millones de jugadores en el Planeta Tierra tu novio sea uno de ellos. Pero que le vamos a hacer. O le matas o le dejas hacer, y claro, ya sabes que el traje de presidiaria no te sentaría igual de bien que a las modelos de la Pasarela Cibeles. Así que le dejas hacer.
Las malas lenguas dicen que en el WoW existen dos clases de jugadores: Los que no tienen vida social (y tu novio no es de estos o no le hubieras conocido) y los que tienen una pareja que o bien juega también o es de lo más comprensivo del mundo.
Tú decides, o pagas por jugar religiosamente los euros que cuesta al mes y le haces creer que realmente te interesa o te vicias y a los dos días os estáis jugando a los chinos a quien le toca jugar en el único ordenador de la casa.
En general, una intenta ser comprensiva. Es su hobby, aunque éste le tenga levantado hasta las tres de la mañana mientras tú te has quedado dormida encima de la cama con el picardías nuevo después de esperar que acabara la “Quest” o partida del día. O aunque cuando quedáis con sus amigote…esto, amigos (sí, eso, amigos) sea un tema de conversación obligado (estás de “tankes” orcos y Elfas Oscuras insinuantes hasta la coronilla) y lo único que te quede sea evadirte pensando en las nalgas de Brad Pitt para no aburrirte. También en lo mucho que le quieres. Oye, nadie es perfecto.
Dicho ésto, sólo me queda desear a B. una cordial bienvenida al Club de Viudas del WoW.
Etiquetas: Pareja
6 comentarios:
Pues yo estoy por la opción de apuntarse al WoW... Así puede unirse a las conversaciones, se desvelaran juntos y, por consiguiente, podrán hacer otras cosas juntos una vez terminada la partida y, además, con la adrenalina que uno puede llegara soltar en una de esas sesiones (en las del WoW), las otras sesiones (las que son para dos después del WoW) pueden llegara a ser realmente satisfactorias... O bueno, eso me han dicho.
Que sepas que me has hecho sentir culpable por haber hablado de tankeo, hordas y quests delante tuyo.... XD, la proxima vez pasaremos a hablar directamente de las nalgas de BP, oka?
For the alliance!!!!
Jijijiji...
Bueno, mi amó vive en otra provincia y ni se le ocurriría traerse al toro ese cuando viene a verme.
Espero.
Pues yo soy de las que juegan por iniciativa propia. Eso sí,carezco del talante obsesivo que exhiben gran parte de los jugadores masculinos, con ese encono por llegar a 70 y tener montura épica y todas esas cosas que no son tan importantes como desestresarse un rato.
Y LOS BLOOD ELF TIENEN UN CULÍN,SEÑORAS!Qué culín. Viva la Horda, coñe.
(Hola! :D)
Jaja, a mi me pasa al revés, mi señor novio no entiende como puedo estar con tonterías a estas alturas...
Pero estoy de acuerdo Gatasombra, en lo latosos que son los tios con lo de subir niveles. Cansinos...
¡Eh, mi apuesto tauren mola!
Y a mí no me obsesionan los niveles, a mí lo que me gusta es explorar el mapa.
Tendría que haberlo llamado Livingstone...
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