El Otoño la sangre Altera
A lo largo del año, todos pasamos por “épocas” en las que somos muy felices y nos va todo muy bien o somos desgraciadísimos y todo nos va fatal. Son intermitentes, y dependiendo de la persona, se viven de manera más intensa o más calmada. También dependiendo de la persona las buenas duran más y las malas menos o viceversa.
De vez en cuando paso por una época de apatía en la que no llego a ver la vida con negatividad pero si que la vivo “a la defensiva”. Es como si al comenzar la primavera y el otoño la sangre me pesara como si fueran kilos de más. Mi reacción habitual es hacer acopio de frasquitos de vitaminas y gin-seng y estar un mes tomándolas regadas con zumo de frutas tropicales elcorteingles. Suele funcionar, aunque realmente esos principios de estación los paso mejor si todo funciona en mi vida. Si me va bien el trabajo, si me va bien la pareja, si sigo sintiendo que tengo amigos, si estoy menos rellenita, si tengo mi tiempo ocupado, si aunque eche de menos a mi mamá hablo con ella por teléfono a menudo…
Estas épocas apáticas tienen la mala costumbre de hacerme darle vueltas a la cabeza a cualquier cosa por diminuta importancia que tenga en realidad. Pensar agota, y si encima son minucias, agota más. Es muy difícil, al menos para mí lo es, el priorizar lo que se nos pasa por la mente. El saber desconectar de lo poco importante para ocuparnos de lo que de verdad importa, y no siempre esto último es lo esencial. Lo esencial no siempre es el trabajo, no siempre es la hipoteca, no siempre son esos kilos de más. Lo esencial es el sentir los primeros rayos de sol de la primavera mientras te tomas un café mocca en una terraza; es el sentir el beso de buenas noches de tu amado, es el sentir que tu madre te apoya a través del teléfono, es el sentir la brisa del mar mientras paseas por la playa sin pensar en nada, es el olor de la hierba recién cortada al pasar por un parque de camino al trabajo, es el abrazo cariñoso de un amigo/a un día de lluvia, es la sonrisa de un bebé que está frente a nosotros en un autobús, es…todo lo que nos hace sentirnos vivos. Es lo que, a mí al menos, me da la energía necesaria para afrontar el resto del día, de la semana, del mes, del año. Otros le dan al Red Bull y les funciona.
Moraleja: no pases por la vida sin sentir las cosas pequeñas, no te arrepentirás.
5 comentarios:
Muy cierto ... pero es tan difícil recordarlo cuando estamos en una de esas épocas.
Me alegro de que tú lo tengas tan claro!!
¡Cuanta verdad! Lo que pasa es que a veces... a veces...
Yo me animo y me deprimo como cuatrocientas veces al día.Es lo bueno de fijarse en todas todas las cosas pequeñas, ;P
No sé si tu nick viene de este personaje, si es así te interesará :
http://www.zonafandom.com/2008/10/08-sheena-la-reina-de-la-selva-de-eisner-al-cine
Saludos
Gracias Lucia! pues si que viene de ahí, para ser más exacta de la película del 84 (protagonizada en su día por Tanya Roberts, top model del momento y que ahora podemos ver en las primeras temporadas de Aquellos Maravillosos 70 como la madre de Donna)
Por cierto, el gin seng que me estoy tomando es mano de santo. De verdad.
Besukis!!
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