martes, octubre 21, 2008

Bailando…Martes y Jueves

Desde siempre, mis sentimientos sobre los gimnasios han sido contradictorios. Los aparatos me dan pereza, las artes marciales exigen demasiada concentración y el aeróbic es repetitivo y cansado. Peero, en algunos se puede bailar. Desde Ritmos Caribeños a Funky pasando por Sevillanas o Danza del vientre. Y eso me gusta más. Cuando era pequeña, mi mamá me llevó a clases de ballet. La profesora era una señora extranjera llamada Lilianne que tenía la academia atiborrada de fotos suyas bailando. Por aquel entonces pensé que era decorativo pero ahora pienso que era más bien por darse bombo y platillo ante las mamás que llevaban a sus retoñas a aprender cómo se hacían los Demi Plié, los Grand Plié o los Relevé.







Me encantaba. Incluso ahora me descubro haciendo posiciones de ballet con los pies mientras espero el metro para mantener la estabilidad de mi cuerpo. Siempre que he tenido tiempo, me he apuntado a clases de baile para mantenerme en forma. En la adolescencia empecé con el gim jazz y la danza española. Hace unos tres años me dio por los ritmos caribeños. Este año, por los bailes de salón (ejem, se nota cómo decae la energía según pasan los años). Cómo estamos en crisis, decidí solicitar plaza en un centro cultural de mi antiguo barrio subvencionado por la junta de distrito, por si colaba. Y coló. Empecé las clases el día dos y, como era de esperar, todas somos mujeres menos un valiente que hace lo que puede. Digo como era de esperar porque, a parte de que no hay muchos hombres que quieran aprender a bailar un foxtrot, la clase es a las cinco de la tarde, cuando todo el mundo (menos las señoras jubiladas del barrio y Sheena) está aún en el trabajo. Y es que estas viej…señoras jubiladas son más majas…. Puede que yo aún me pierda con el Swing (al fin y al cabo llevo cuatro clases) pero es que ellas se pierden x2 y aún así intentan ayudarme. La profesora hace lo que puede para que no se desmadren, pero claro, como llevan varios años juntas en la clase, pues cada dos por tres se ponen a charlar de sus cosas, perdiendo el paso. Son como adorables niñas grandes que se intercambian cd’s de tangos al final de la clase y, en vez de llevarle una manzana a la profesora, se los copian también a ella cual alumnas pelotas...estooo...encantadoras alumnas.


Ahora en serio, son super entrañables. Es como tener ocho abuelitas por el precio de una. Y lo mejor de todo es que algunas tienen más energía que un red bull. Yo de mayor quiero ser como ellas. Sin dudarlo.


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4 comentarios:

Blogger anselmo ha dicho...

pues sigue disfrutándolo mujer..que a vees es muy difícil encontrar nuestra actividad

martes, octubre 21, 2008  
Blogger Lucía ha dicho...

Yo también sueño con cuando llegue a esa edad y pueda dedicar mis días a hacer cosas así,jeje.

martes, octubre 21, 2008  
Blogger Pequeña Desorden ha dicho...

a mí también me llama la atención la energía de esas abuelas ultrasónicas!!! a mí que me entra sueño a partir de las 10 de la noche!
besos wapa

martes, octubre 28, 2008  
Blogger G y punto ha dicho...

Jo! esto lo tenemos en común... no nos gustan los gimnasios pero sí el baile...creo que vamos a llevarnos bien :P
Siempre lo he practicado ...lo mío es el baile clásico y flamenco.

un besito

miércoles, noviembre 19, 2008  

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