martes, enero 09, 2007

Leyendas Urbanas Infantiles

Ayer fui a comer con mis compañeros de trabajo. Esta afirmación puede parecer trivial (“-¿y que? - os diréis - ¡si yo como con mis compañeros de curro todos los días!” ) y se da por supuesto en un horario partido queridos míos, peeeeeeero no es mi caso. Hay días que cada uno se va por su lado, claro, pero de vez en cuando organizan una comida en el restaurante de enfrente y se van todos. Cuando se van a comer, cada uno por su lado o multitudinariamente, todavía no es mi hora de irme con lo que no suelo poder acompañarles. Pero ayer, entre unos y otros, se les hicieron las tres (mi hora de salir) y aproveché para apuntarme. Mi empresa se dedica a la post-producción de publicidad y el equipo de trabajo tiende a tener una media de edad bastante joven. Sé de cierto que algunos de mis compañeros salen juntitos los fines de semana y el verles que se llevan tan sumamente bien en el trabajo me hace sospechar que no es tan “horrible” el tener amigos en el trabajo, siempre y cuando no haya “compromiso” en las actividades conjuntas y puedas apuntarte cuando te venga bien.
Total, que nos fuimos al chino que hay tres calles más allá todos en comandita y disfrutamos de una comida plagada de buenrrollismo compañeril. Entre las múltiples conversaciones – desde el que había hecho espiritismo con un transistor al lado de la ermita de su pueblo hasta la que estando en una playa nudista se encontró con su jefe de aquel entonces – hubo una que me llamó mucho la atención. Leyendas Urbanas de nuestra infancia.“Tengo que hacer un post de ésto”, me dije, “¡como los de las chicas de Quédate a Dormir pero sin sexo!”. Y así lo hice.
Todos tenemos Leyendas Urbanas de la Infancia. Aquellas cosas que cuando éramos niños nos creíamos a pies juntillas por surrealistas que fueran. Parte de nuestra inocencia venía derivada de que eran nuestros padres o abuelos los que nos las contaban, con lo que a nosotros nos parecía que tenía que ser verdad, porque ¿cómo iban a mentirnos nuestros padres/ abuelos? Eso hubiera sido sacrilegio, hombre ya.
Quien no ha escuchado en boca de su madre cosas como:
- “¡Zutanita, no andes descalza que te vas a quedar ciega! “(que tendrán que ver los pies con los ojos, digo yo)
- “¡Menganito, apártate del televisor que te va a estallar en la cara!” (esta puede tener algo de verdad ya que deriva de otra leyenda urbana que dice que una mujer, viendo a Julio Iglesias cantando por la tele, se acercó a la pantalla a darle un beso en los morros a la imagen y le estalló en la cara el aparato. De ahí a lo mejor el histerismo general de nuestras madres y abuelas al respecto)
- “¡ Zutanita II, apártate de la orilla que hay tiburones!” (esta es un poco bruta ya que lo único que puedes conseguir es que el niñ@ se niegue en rotundo a meterse en el mar de por vida y le provoques un PONI (trauma) )
- “¡Fulanito, como te portes mal los Reyes Magos te van a traer carbón!” (esta era muy efectiva siempre y cuando estuvieran cerca las Navidades)
- “Andá, si el chupete no está. ¡Eso es que se lo han llevado los mengues/gamusinos/duendes…!” (conmigo funcionó, aunque me pasé varios años odiando a los tales mengues que habían tenido el descaro de llevarse mi chupete)

Por supuesto, viniendo de nuestras madres/abuelas era por nuestro bien (y en algunos casos por nuestra seguridad) pero no dejaba de ser “chantaje emocional” porque nos querían mucho,¡¡¡ y de eso nuestras madres si que saben!!!

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6 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

De hecho, lo de los tiburones es verdad. De ahí que yo no haya pisado una playa desde 1983, cuando un marrajo se papeo a un turista francés en Mojacar.

martes, enero 09, 2007  
Blogger Necio Hutopo ha dicho...

"No te tragues el chicle porque se te hace una bola en estómago y después hay que operar para sacarla"
"No agarres matriposas / polillas / palomillas de la luz porque después te llevas la mano a la cabeza y se te cae el pelo"
Etcétera

Las madres, no se dude, tiene un interminable repertorio de "saberes" semejantes... Otras "leyendas urbanas" son menos inocentes y mucho más peligrosas

A mi, por ejemplo, siempre me ha parecido leyenda urbana la existencia de una "inteligencia nmilitar", vamos, que la frase sóla es una contradicción... Pero igual existe y, qué miedo, no?

miércoles, enero 10, 2007  
Blogger Eva Luna ha dicho...

Cuanta crueldad infantil, que si viene el coco a comerte, que si hay monstruos en el armario si no te duermes, que si no te sueltes de la mano porque sino te raptan.. dios, vivimos desde bebes con una desconfianza total en el genero humano jajaja...
por cierto, seguro q conozco tu empresa porque yo curro en agencia de publicidad, q cosas!

miércoles, enero 10, 2007  
Blogger Achab ha dicho...

¿Lo de quedarse ciego no era por los tocamientos? ¿Qué lío?

jueves, enero 11, 2007  
Blogger Sheena ha dicho...

Tow: ¿tenemos entonces el placer de conocer uno de tus PONIS de la infancia?
Necio Hutopo: ¡es verdad! que pesados se ponían con lo del chicle, y que si te lo tragabas tardaba siete años en disolverse en el estómago...
Lo del "Gran Hermano" hay que tomárselo con filosofía, no es cuestión de vivir con nerviosismo y mirando siempre para todos lados por si vemos pruebas de cnspiraciones (os recuerdo que Mel Gibson se vuelve tarumba en "Conspiración", aunque luego resulte ser verdad)
Eva Luna: seguro que conocerás mi empresa. ¡No hay muchas de postproducción en Madrid!. Menos mal que el coco tiene un nombre taaaan ridículo que dejamos de creer en él en cuanto aprendemos a leer.
Achab: si, también. Eso si que era una conspiración de La Iglesia para que fuéramos menos felices y estuviéramos menos relajados. Cosas de colegios de curas/monjas, supongo.
besukis!

jueves, enero 11, 2007  
Anonymous Anónimo ha dicho...

¿Ponis? ¡Manadas de salvajes Mustangs corriendo libres por las praderas!

Pero lo del tiburón es verdad...

Jo.

jueves, enero 11, 2007  

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