El GPS
Milagrosamente, o quizás porque ayer era miércoles, mi empresa consiguió mesa en un restaurante casticísimo en un barrio más castizo aún que el propio restaurante (y ya es decir). Tras la cena, tarta, licores y café incluidos, y mientras mis compañeros decidían qué hacer tras haber arrasado el restaurante a base de una guerra de guerrillas con miguitas de pan, decidí que era hora de retirarme a dormir.
Lo malo de entrar a primera hora de la mañana, es que hay que acostarse a una hora decente para no estar al día siguiente con cara de muerta viviente. Lo bueno es que tengo las tardes libres.
Me despedí con gracia y salero de los compis y me fui caminando un par de calles hacia la boca de metro más cercana. Llegando a ésta y como tenía que hacer un transbordo (con lo que si tenía que esperar una media de quince minutos por metro + los trayectos no iba a llegar antes de las 01:15 h a mi ansiada camita) decidí coger un taxi.
ERROR
El taxista no es que no fuera majo, pero su aparatito GPS estaba poseído por un demonio que quería secuestrarme. Todo iba bien hasta que la voz enlatadamente femenina del cacharro dijo: “gire a la izquierda” en un lugar donde no se podía (y claramente el camino a mi casa estaba a la dcha). “jeje, se ha equivocado”-dijo el taxista.
Yo no sospeché nada, porque un error lo tiene cualquiera, incluso un bicho tecnológico como aquel. El taxista giró hacia la derecha y la voz no dijo ni Mu hasta que, llegando a una glorieta cercana en vez de seguir la calle y meterse en la segunda a la dcha y luego la primera a la izda (manera más lógica y rápida de llegar a mi domicilio), la Voz dijo: “En cien metros gire a la derecha, luego otra vez a la derecha y luego otra vez más a la derecha…”. No me dio tiempo a reaccionar. El taxista, obediente él, giró una primera vez a la derecha.
Sheena [voz alarmada] “¿dónde vaaaaa?”.
Taxista abducido por su GPS: “¿ah, que no es por aquí?”
Sheena [voz alarmada]: Que no, que tenía que haber seguido la otra calle. ¡¡Que mi casa está a la izquierda!!
El taxista giró bruscamente a la izquierda por la primera calle que encontró y siguió recto pasándose mi calle.
Sheena [voz alarmada x2]: “¿Pero dónde vaaaa?”… mire, mejor pare aquí y ya voy andando.
El taxista no hace ni p. caso a Sheena y sigue y sigue la calle.
Sheena [voz alarmada x3]: ¡Oiga, que pare aquí he dicho!
El Taxista pareció recuperar momentáneamente el control de su mente y paró el taxi cien metros después.
Yo ya estaba taquicárdica perdida, claro. Saqué el monedero y le di un billete de 20 euros. Se cobró el hombre su importe, me dio las vueltas (que ni miré) y mientras salía del taxi a toda velocidad mi rabillo del ojo percibió la forma maligna del GPS. En mi cabeza resonó una risa malvada, femenina y enlatada…
Etiquetas: Basado en hechos reales
7 comentarios:
Esto es un relato terrorífico y lo demás son tonterías.
Sí, es muy de Halloween, pero es que me pasó el miércoles, de verdad.
besukis!!
Igual es que el taxista lo tenía programado para escoger el camino más largo ...
Saludos
¿Y qué hubiera hecho ese señor unos años antes, cuando aún no existía el GPS? ¿Dejarte en Toledo porque no se conoce Madrid y ha ido probando? Jo.
Si, yo muchas veces los veo así, GPS y taxista, algo de dos épocas distintas e incompatibles de necesidad, sabe dios como lo tendría configurado o si los mapas eran de hace unos años. aunque también es verdad que a veces se les va la olla.
¿me da a mi que no te has pedido un GPS para reyes ;-)?
XD muy bueno jajajajaja lo que me he reido cómo me mola lo de no tener esos bichos los gps jajajaja no dejo de reirme me imagino al taxista con el gps esque es pa mearse... supongo que en madrid quizas hagan falta porque la ciudad es muy grande, pero... imagina un taxista en una ciudad de 150.000 habitantes y con gps XD seria pa mearse
¿alguien me explica lo que es un "ton Ton"?. Al parecer es el regalo estrella de estas navidades...
besukis!!
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