Vuelta al Cole (o a la Ofi)
Ayer mi superjefe J. me llamó desde el aeropuerto:
“Oye, Sheena, que voy a embarcar, que me voy a unsitioquenovamosamencionaraquí de vacaciones, pero me puedes pasar llamadas importantes”.
“De acuerdo, feliz vuelo, J.”, dije yo mientras mi mente hacía una v de victoria. Uno menos.
Mi superjefe A. se pasó también brevemente por la oficina. Después de trastear un rato, me dejó un par de cosas pendientes para organizar y me dijo que se iba a tomar dos días “libres” (aunque le podía llamar si surgía cualquier cosa de importancia).
“Que disfrutes tus dos días, A.” , le dije mientras mi mente hacía una ola tan grande como la de la ceremonia inaugural de los juegos olímpicos de Barcelona 92. Dos menos, sin contar todos los jefes de departamento que siguen de vacaciones (doble ola con tirabuzón).
Aunque normalmente prefiero estar ocupada en mi jornada laboral porque el tiempo se pasa más rápido y sientes que has hecho “algo de provecho”, a principios de año apetece tener un par de días de tranquilidad para no retomar el trabajo así a bote pronto después de las vacaciones navideñas. Además, puedo aprovechar para archivar documentación del año anterior, actualizar la base de datos que contiene la agenda de contactos de mis superjefes u otras cosas que se deben hacer pero nunca tienes tiempo en el día a día.
En eso estaba hoy (o sea mirando hoteles con encanto para hacer una escapada de fin de semana con Ti), cuando ha llamado un Sr. importante que necesitaba los “documentos” para “ya mismo”. Claro, si están ellos pues se sacan, se copian, se mandan y santas pascuas…pero si no están ni hay llaves de armarios donde se guardan los documentos importantes ni hay DNI ‘s originales ni nada de nada. Al final he podido hacer un “apaño" que me ha quedado muy aparente pidiendo la diversa documentación por fax y entrando en el despacho del jefe (previo permiso telefónico) a revolver sus cajones a ver si encontraba alguna mísera fotocopia que pudiera servirme. A todo esto, los dos superfejes no hacían más que llamarme por teléfono cada dos minutos. “¿Y como va? ¿Lo has enviado ya?”. Me han dado ganas de chillarles “¡si dejáis de entretenerme a lo mejor llega, bonitos!”. Pero muy profesional yo le he dicho a mi superjefe: “A., estoy metiendo la documentación en un sobre, las copias están hechas y chequeadas y estoy esperando al mensajero para hacérselo llegar a D. Fulanito de Tal. Te llamo en cuanto el sobre salga”. Profesionalidad ante todo. La tila de después me ha sentado divinamente, si señor. ;-)
“Oye, Sheena, que voy a embarcar, que me voy a unsitioquenovamosamencionaraquí de vacaciones, pero me puedes pasar llamadas importantes”.
“De acuerdo, feliz vuelo, J.”, dije yo mientras mi mente hacía una v de victoria. Uno menos.
Mi superjefe A. se pasó también brevemente por la oficina. Después de trastear un rato, me dejó un par de cosas pendientes para organizar y me dijo que se iba a tomar dos días “libres” (aunque le podía llamar si surgía cualquier cosa de importancia).
“Que disfrutes tus dos días, A.” , le dije mientras mi mente hacía una ola tan grande como la de la ceremonia inaugural de los juegos olímpicos de Barcelona 92. Dos menos, sin contar todos los jefes de departamento que siguen de vacaciones (doble ola con tirabuzón).
Aunque normalmente prefiero estar ocupada en mi jornada laboral porque el tiempo se pasa más rápido y sientes que has hecho “algo de provecho”, a principios de año apetece tener un par de días de tranquilidad para no retomar el trabajo así a bote pronto después de las vacaciones navideñas. Además, puedo aprovechar para archivar documentación del año anterior, actualizar la base de datos que contiene la agenda de contactos de mis superjefes u otras cosas que se deben hacer pero nunca tienes tiempo en el día a día.
En eso estaba hoy (o sea mirando hoteles con encanto para hacer una escapada de fin de semana con Ti), cuando ha llamado un Sr. importante que necesitaba los “documentos” para “ya mismo”. Claro, si están ellos pues se sacan, se copian, se mandan y santas pascuas…pero si no están ni hay llaves de armarios donde se guardan los documentos importantes ni hay DNI ‘s originales ni nada de nada. Al final he podido hacer un “apaño" que me ha quedado muy aparente pidiendo la diversa documentación por fax y entrando en el despacho del jefe (previo permiso telefónico) a revolver sus cajones a ver si encontraba alguna mísera fotocopia que pudiera servirme. A todo esto, los dos superfejes no hacían más que llamarme por teléfono cada dos minutos. “¿Y como va? ¿Lo has enviado ya?”. Me han dado ganas de chillarles “¡si dejáis de entretenerme a lo mejor llega, bonitos!”. Pero muy profesional yo le he dicho a mi superjefe: “A., estoy metiendo la documentación en un sobre, las copias están hechas y chequeadas y estoy esperando al mensajero para hacérselo llegar a D. Fulanito de Tal. Te llamo en cuanto el sobre salga”. Profesionalidad ante todo. La tila de después me ha sentado divinamente, si señor. ;-)
Etiquetas: ¿Trabajando?, Basado en hechos reales
3 comentarios:
La verdad es que siempre se trabaja mucho mejor con los jefes bien lejos, que la mayoría de las veces sólo dificultan el trabajo.
Y más como tú dices, ahora que estamos recién aterrizados de las fiestas y aún vamos a medio gas.
Saludos
Pues nada, feliz escapada a usted y a Ti
Vi una peli en que cuando uno se encabrona tiene que pensar en un sitio de felicidad y diversión, y el cabreo se pasa. La verdad que últimamente la vida me trata bien y no he tenido que ponerlo en práctica, pero seguro que tú no tienes mas que pensar en la escapadita con TI.
Que lo pases bien guapa!!
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