viernes, febrero 27, 2009

Actualizando...o algo

El subconsciente es maaaaaalo. Nos juega malas pasadas cuando menos lo esperamos y luego a ver quien es el guapo/a que lo arregla cuando hemos dicho algo a alguien sin pensar. El otro día, sin ir más lejos, estaba Ti pinchándome con la cantinela que cualquier bloguero de pro debe tener con otro bloguero de pro (por el bien del blog de este último, normalmente):

Ti: - Actualiza, actualiza, actualiza. Hace mucho que no actualizas el blog. ¿porqué porqué porqué?.

Sheena: - No tengo tiempo! Hace semanas que mi vida está llena ¡sólo vivo para la gata y la Thermomix! No tengo tiempo para nada/nadie más!


Ti:- [Entornando sus azules ojos peligrosamente] Ajá. ¿La gata y la thermomix dices?

[UPS]


Sheena:- Uy, jeje (alaaaa, se ha enfadao').


Y no me quedó sino batirme… poniendo esta cara, que no sé usar la espada:

Chii Sweet Home . De Konami Kanata

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domingo, febrero 15, 2009

Recortes...y no de prensa precisamente

El viernes estaba feliz. Mi horóscopo del 20 minutos me auguraba un fin de semana fantástico. Me encontraba en mi curro pensando en qué me iba a poner por la noche para salir de copichuelinas en la víspera de San Valentín mientras sonaba Friday I'm in Love de The Cure de fondo cuando...

ring ring ring (extensión interna. Mi superjefe A.)

- ¿Siiiiiii? (tono alegre y desenfadado)
- Sheena, ¿puedes decirle al empleado E. que pase un momento por mi despacho, por favor?
- ¡Claro! (recordad que estaba de viernes y en la super tele que tenemos en el hall de la empresa sonaba Friday I'm in Love de The Cure en kiss fm tv a todo trapillo)

E. Llegó. Entró. Salió desencajado y murmurando "me acaban de despedir, me acaban de despedir".

Yo aún no había reaccionado cuando...

ring ring ring (el jefe)

-¿sii? (tono de "que miedo, mami")
- Sheena, ¿puedes decirle a la empleada I. que pase un momento por mi despacho, por favor?

...

Y así cuatro veces en total. A la cuarta persona la empresa entera ya se había enterado de lo de los tres anteriores y había un decaimiento general y un ambiente bastante triste. El viernes había quedado a un lado y no podíamos pensar en otra cosa que no fuera la maldita crisis, lo efímeros que pueden llegar a ser nuestros puestos de trabajo y otras cosas nada alegres. Por si os parece exagerado o raro que hubiera este estado de ánimo en un ambiente laboral, aclararé que en mi empresa hay bastante buen rollo entre la gente, organizamos barbacoas y concursos de paellas, campeonatos de futbolín, la gente se va a tomar cañas después del trabajo a veces etc... con lo que no sólo estaban despidiendo a unos empleados, si no también a unos Compañeros con mayúsculas.

Según mi jefe aquí acaban los recortes pero claro, el patio está como para no ir a trabajar cruzando los dedos, tocando madera, echando puñados de sal por la espalda mientras intentas no romper un espejo, cruzarte con un gato negro o pasar por debajo de una escalera.

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lunes, febrero 02, 2009

Gatuperio


Los gatos crecen. Quiero decir, un mes son tan mooonos y pequeñitoooos, y maullan agudo y bajito y al mes siguiente te das cuenta de que tu gata es larga cual perro salchicha, su maullido sigue siendo agudo pero potente de perforarte los tímpanos y en vez de acudir a ti para buscar cariño y caricias como antes le mola más tumbarse a la bartola en el sofá y pasar de ti; excepto cuando oye el ruido de su comedero sobre el suelo de la cocina, momento en el que te conviertes en su amiga del alma. Y esto te hace pensar que tu gata en realidad es una interesada, que sólo piensa en una cosa (comer), y que si le apetece pasearse por tu cara a las cuatro de la mañana mientras estás durmiendo el sueño de los justos sólo por el hecho de demostrar quien manda, pues lo hace. Lo llaman ajo y agua.



Aún así, ser la mascota humana de un gato merece la pena. Sobre todo cuando la miras con ojos de adoración mientras se lava las patitas, o mientras juega con una pelotita, o mientras te obliga a tirar de la cuerda en cuyo final hay un juguete atado. O cuando observas su blanca carita de azules ojos abiertos de par en par mientras ve cómo los copos de nieve caen al otro lado de la ventana. Es impagable.


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