viernes, noviembre 30, 2007

I'm a Barbie Gothic Girl

Ti me ha regalado esto:





Ti, mola.

Aunque también influyó que le puse la cabeza como un bombo mientras estábamos en la tienda: “quiero esa muñeca” “quiero esa muñeca” “quiero esa muñeca”…y así durante diez minutos. Yo también me la habría regalado por pesada.

¡Por fin tengo una muñeca gótica! Eso sí, Ti me ha hecho quitarla de la estantería-mesilla-cabecero de la cama porque le da “cosa”. No entiendo porqué, la verdad, teniendo en cuenta que no me llevé precisamente la muñeca más “hard”:


Pero bueno, aunque sea en lo profundo de un mueble ... ¡tengo una muñeca gótica! ¡tengo una muñeca gótica! (yupi)

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lunes, noviembre 26, 2007

La Cuesta de Noviembre o porqué este año todo el mundo odia la Navidad

Este año, en vez de la cuesta de Enero, los cuasi mileuristas estamos sufriendo la cuesta de Noviembre. Que se dice pronto pero jo#e un montón. Resulta que el año pasado cambié de trabajo allá por primavera, y claro, como de un pagador pasé a tener dos pagadores, según Hacienda era mi obligación hacer la declaración aunque mi sueldo anual bruto no superaba los 18.000 € (más quisiera yo). “Asombrosamente”, me salió a pagar. Y no una cantidad simbólica. Más de 300 €. Tras el soponcio inicial, porque es una cantidad que así de una vez me deja sin comer un mes, opté por fraccionar el pago en dos (no, si hasta habrá que darles las gracias por dar esa opción y todo). En verano se cobraron el primero vía c/c y, religiosamente, me han pasado el segundo a principios de este mes. Eso me ha dejado tiritando, no sin comer, pero sí tiritando. Añádase la subida de los precios (maldito cereal), el alquiler, la luz, Internet, el Carrefour y réstese todo del sueldo. Una ruina vaya. Todo sube menos mi salario, que debe ser que está cómodo como está y no se levanta ni con el IPC.

No quiero ni pensar en cómo será la de Enero, con la Navidad por en medio tentando al consumidor. Esas luces, esos arbolitos de Navidad de diseño, esas cigalas que dicen “cómeme”, esos Reyes Magos que tiran de ayudantes humanos que les compran los regalos y a los que luego no pagan…Por el momento, en mi casa este año no habrá cordero para nochebuena como todos los años (vean el precio y asústense).

Leo por doquier en prensa gratuita y algunos blogs que la gente, más que ilusionada, está agobiada por el desembolso económico que supondrá la llegada de las Fiestas. Hacen el TOP 10 de lo más inaguantable de la Navidad (cenas de empresa, gastar por gastar, día de los inocentes…) y el desaliento hace mella como si Jack Skeleton hubiera mandado secuestrar a Papá Noel (otra vez) y el Grinch viviera de incógnito entre nosotros. Conozco gente que hasta está maquinado la excusa perfecta para no tener que acudir a ciertos eventos familiares (si tienen que aguantar a los malcriados hijos de sus primos segundos otro año más, directamente se hacen mahometanos).

Este año no hay alegría. Y eso tampoco es. Quizás la solución pase por pensar en lo positivo (que lo hay) como volver a ver a seres queridos que viven lejos y cantar con ellos “Pedro y Juan, Pedro y Juan, eran dos hermanos…la lalalalaa” como todos los años; o ver la cara de ilusión de tus hermanos pequeños al abrir los regalos; las risas cuando te atragantas con las uvas o tener buenos propósitos para el año nuevo aunque luego no cumplas ni la mitad.

Recuerda que aunque no le regales el cojoreloj a tu padre, él será feliz sabiendo que le quieres. Y dormirá más tranquilo sabiendo que tu cuesta de Enero del 2008 va a ser menos empinada.

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viernes, noviembre 23, 2007

Me duele la cabeza

Lo malo de las migrañas es que duelen. Lo bueno…pues no hay nada bueno en ellas. Me empezaron cuando apenas era una adolescente. Quizás un posible desencadenante fuera el Martiny de garrafón que nos colaban en las discotecas siniestras de entonces, o puede que no.

Nunca he sido una chica “sufrida” ni mucho menos. Cuando me ha dolido algo se ha enterado hasta el vecino del noveno, porque tampoco he escatimado en “ayes” y “uys” para expresar mi dolor. Todo empezó allá por los diecisiete añitos, cuando empezaron a darme unos extraños dolores de cabeza. Durante unos años las aspirinas y gelocatiles varios bastaban para quitármelo al rato pero a medida que me hacía “mayor” las crisis se intensificaban y el número de antiinflamatorios aumentaba sin que me hicieran realmente efecto.

A los 21, mi médico de cabecera decidió recetarme unas pastillitas para pasar lo mejor posible las crisis, pero no tuvo en cuenta que uno de los componentes era cafeína en una época en la que yo odiaba-literalmente-el café y sólo bebía colacao. La cafeína me enloquecía y me hacía hablar muy rápido, muy agudo y muy alto. Parecía una duendecilla pesada de película Disney. Eso sí, mientras hablaba rápido, agudo y alto, la cabeza ya no me dolía pero todo aquel que estuviera a mi lado, sentía unas irrefrenables ganas de mandarme a la China.

Tener un dolor de cabeza incapacitante cada más o menos ocho o diez días no es plato de gusto y después de unos dos años de ponerme histérica con las pastillas que rebosaban cafeína, al fin fui a que me viera un neurólogo. Ésta, tras hacerme un exhaustivo estudio, diagnosticó “migraña hereditaria aguda” (o algo así, que todavía no existía House). Lo de migraña, pues era evidente por los síntomas. Lo de aguda, pues también. Pero lo de hereditaria aún me tiene en ascuas después de haber hecho un estudio genealógico completo de mi familia durante varios años (que bueno es tener abuelitas), porque no he encontrado ningún ascendiente que las sufriera (o era discretísimo y no se enteró nadie).

Lo que más llama la atención a la gente que me rodea es lo que puede llegar a desencadenarme un dolor de cabeza. Desde un cambio de tiempo brusco (cosas de la presión atmosférica) hasta si me he atiborrado de chocolate en las tortitas con nata del Vips esa tarde o, por supuesto, un día de estrés (conozco gente que pueden tener dolor de cabeza si comen huevos fritos, beben café o se ponen morados a chorizo de Salamanca).

Después de tantos años, una cree que “lo tiene controlado”, sobre todo cuando viene un año bueno en el que las crisis se dan más espaciadas en el tiempo, cuando es un año de relativo poco estrés en el trabajo o cuando has encontrado al que esperas sea el hombre de tu vida. ERROR. Una migraña NO SE CONTROLA, por desgracia ES ELLA LA QUE TE CONTROLA A TÏ. Y no tiene cura. Por ahora sólo tenemos la fe en los adelantos médicos, que haberlos haylos. El futuro está ahí fuera, y quizás la cura también.

Be water my friend...digoooo, piensa en verde!, vamos, que hay que ser positivo en esta vida.

Para saber más.

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